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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XVII - FORMACIÓN DE LOS MÉDIUMS > Desarrollo de la mediumnidad > 213
213. La escritura es algunas veces muy legible; las palabras
y las letras perfectamente destacadas; pero con ciertos médiums
es difícil descifrarla por otro que no sea el mismo que escribe: es
preciso acostumbrarse a esto. Muchas veces su forma es a grandes
rasgos; los Espíritus son poco económicos de papel. Cuando una
palabra o una frase es poco legible, se ruega al Espíritu que tenga
la bondad de volverla a poner, lo que hace generalmente con gusto.
Cuando la escritura es habitualmente ilegible, aun para el médium,
éste consigue casi siempre obtenerla más clara por medio de
ejercicios frecuentes y sostenidos, poniendo una fuerte voluntad
y suplicando con ardor al Espíritu el ser más correcto. Ciertos
Espíritus adoptan muchas veces signos convencionales que quedan
en uso en las reuniones habituales. Para indicar que una pregunta
les desagrada y que no quieren responder a ella, harán por ejemplo
una larga raya o alguna cosa equivalente.
Cuando el Espíritu ha concluido lo que tenía que decir o
que no quiere responder más, la mano queda imóvil, y el médium,
cualquiera que sea su potencia y su voluntad, no puede obtener
una palabra más. Al contrario, hasta que el Espíritu haya acabado,
marcha el lápiz, sin que sea posible a la mano detenerse. Quiere
decir espontáneamente alguna cosa, la mano coge convulsivamente
el lápiz y se pone a escribir sin poder hacer oposición. Por otra
parte el médium siente casi siempre en él alguna cosa que le indica
si sólo hay suspensión o si el Espíritu ha terminado. Es raro que
no sienta cuando éste se ha marchado.
Tales son las explicaciones más esenciales que tenemos que
dar tocante al desarrollo de la psycografía; la experiencia hará
conocer, en la práctica, ciertos detalles que sería inútil el referir
aquí, y para los cuales se guiará según los principios generales. Si
muchos los ensayan encontraremos más médiums de lo que creen.