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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XI - SEMASIOLOGÍA Y TYPTOLOGÍA > Lenguaje de los signos y de los golpes. – Typtología alfabética. > 140
140. Se debe observar que en el empleo de este medio, el
Espíritu añade muchas veces una especie de mímica, esto es,
que expresa la energía de la afirmación o de la negación por la
fuerza de los golpes. Expresa también la naturaleza de los
sentimientos que le animan; la violencia por lo brusco de los
movimientos, la cólera e impaciencia, dando con fuerza golpes
reiterados como una persona que patea con furia, echando algunas
veces la mesa por el suelo. Si es benévolo y cortés, al principio
y al fin de la sesión inclina la mesa en forma de saludo; si quiere
ir directamente a una persona de la sociedad, dirige la mesa hacia
ella con dulzura o violencia, según lo que quiere demostrar,
afección o antipatía. Esto es, hablando con propiedad, la
semasiología o lenguaje de los signos, como la typtología es el
lenguaje de los golpes. He aquí un notable ejemplo de la
espontaneidad de la semasiología:
Un caballero conocido nuestro, estando un día en su salón,
donde muchas personas se ocupaban de manifestaciones, recibió
a la sazón una carta nuestra. Mientras que la leía, el velador que
servía para los experimentos se dirigió repentinamente hacia él.
Acabada la lectura de la carta, fue a ponerla sobre una mesa en el
otra extremidad del salón; el velador le siguió y se dirigió hacia la
mesa en que estaba la carta. Sorprendido de esta coincidencia,
pensó que había alguna relación entre este movimiento y la carta;
interrogando el Espíritu respondió ser nuestro Espíritu familiar.
Habiéndonos informado este caballero de esta circunstancia,
suplicamos por nuestra parte a dicho Espíritu que nos dijera el
motivo de la visita que había hecho, y respondió: “Es natural que
vaya a ver las personas con las cuales estás en relación, a fin de
dar, en caso necesario, los avisos convenientes tanto a los unos
como a los otros”.
Es, pues, evidente, que el Espíritu quiso llamar la atención
de este caballero, y buscaba una ocasión de hacerle saber que
estaba allí. Un mudo no se hubiera explicado mejor.