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EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo > PRIMERA PARTE > CAPÍTULO X - Intervención de los demonios en las manifestaciones modernas > 6
6. En las tres categorías de ángeles, según la iglesia, una se ocupa exclusivamente del cielo, otra del gobierno del Universo, la tercera tiene a su cargo la Tierra. Y en ésta se encuentran los ángeles guardianes encargados de la protección de cada individuo, algunos de los cuales tomaron parte en la rebelión, transformándose en demonios. Si Dios permitió a estos últimos inducir a los hombres a su perdición por sugestiones de toda clase y el hecho de las manifestaciones ostensibles, ¿por qué, si es soberanamente justo y bueno, les habría concedido el inmenso poder de que gozan, dejándoles una libertad de la que hacen tan pernicioso uso, sin permitir a los ángeles buenos neutralizar sus malos efectos por manifestaciones semejantes dirigidas hacia el bien? Admitamos que Dios haya dado una parte igual de poder al los buenos y a los malos, lo que ya hubiera sido un favor exorbitante en provecho de estos últimos. El hombre, al menos, sería libre de elegir, pero darles el monopolio de la tentación, con la facultad de simular el bien para engañar y seducir con más seguridad, sería un verdadero lazo tendido a su debilidad, a su inexperiencia, a su buena fe. Más aún, sería abusar de su confianza en Dios. La razón se resiste al admitir tal parcialidad en beneficio del mal. Veamos ahora los hechos.