EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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9. La naturaleza de la envoltura fluídica siempre está en relación con el grado de adelanto moral del Espíritu. Los Espíritus inferiores no pueden cambiar de envoltura según su voluntad y, en consecuencia, no pueden pasar de un mundo a otro cuando lo deseen. La envoltura fluídica de algunos de ellos, si bien es etérea e imponderable en relación con la materia tangible, aún es demasiado pesada, si así podemos expresarlo, en relación con el mundo espiritual, lo que no les permite que salgan del medio que les es propio. Se debe incluir en esa categoría a aquellos cuyo periespíritu es tan denso que ellos lo confunden con el cuerpo carnal, razón por la cual suponen que están vivos. Esos Espíritus, cuya cantidad es considerable, permanecen en la superficie de la Tierra como los encarnados, y creen que siguen atendiendo las ocupaciones a que se dedicaban en este mundo. Otros, algo más desmaterializados, no lo están lo suficiente como para elevarse por encima de las regiones terrestres. *


Los Espíritus superiores, por el contrario, pueden venir a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen de los elementos constitutivos del mundo al cual ingresan, los materiales para la formación de la envoltura fluídica o carnal apropiada al medio en que se encuentran. Hacen como el príncipe, que se quita provisoriamente su vestimenta para cubrirse con los trajes de los plebeyos, sin dejar por eso de ser un noble.


Es así como los Espíritus de una categoría más elevada pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar para cumplir una misión entre ellos. Esos Espíritus son portadores, no de la envoltura, sino del recuerdo intuitivo de las regiones de donde provienen, a las cuales ven con el pensamiento. Son videntes en medio de ciegos.





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* Véanse ejemplos de Espíritus que suponen que todavía pertenecen a este mundo en la Revista Espírita, diciembre de 1859; noviembre de 1864, y abril de 1865. (N. de Allan Kardec.)