MAGNETISMO ANIMAL (del griego y del latín magnes, imán):
Se denomina así, por analogía con el magnetismo minera1. La experiencia ha demostrado que esta
analogía sólo existe en apariencia, y por lo tanto, la adaptación no es exacta; pero como se ha consagrado por
el uso universal, y como el calificativo que se agrega al nombre no permite equívocos, hay más
inconveniente que utilidad en cambiar el nombre. Algunos lo substituyen, sin embargo, por mesmerismo;
pero, hasta el presente, no prevalece.
El magnetismo animal puede definirse así: Acción recíproca de dos seres vivos por medio de un agente
especial denominado fluido magnético.