REENCARNACION: retorno del Espíritu a la vida corporal. La reencarnación puede tener lugar
inmediatamente después de la muerte, o pasado un lapso de tiempo más o menos largo, durante el cual, el
Espíritu esta errante; y puede reencarnarse en la Tierra o en otras esferas, pero siempre en un cuerpo humano,
y no en el de un animal. La reencarnación es progresiva o estacionaria; nunca retrógrada. En las nuevas
existencias corporales, el Espíritu puede descender en posición social, pero no como Espíritu; lo que equivale
a decir que de señor puede descender a servidor, de príncipe a obrero manual, de rico a pordiosero, lo que no
impide que siga progresando en ciencia y en moralidad. De este modo, el perverso puede convertirse en
santo, pero no el santo en hombre perverso.
Los Espíritus imperfectos, que están todavía bajo la influencia de la materia, no siempre tienen ideas
claras y concretas sobre la reencarnación, y el modo como se explican se resiente de su ignorancia y de sus
prejuicios terrestres, poco más o menos como sucedería con un patán a quien se preguntara si era la Tierra la
que giraba en torno del Sol o éste en torno de la Tierra. No tienen de sus existencias anteriores sino un
confuso recuerdo, y el porvenir está para ellos vacuo. El recuerdo de las existencias pasadas se va elucidando a medida que el Espíritu progresa. Algunos Espíritus hablan todavía de las esferas concéntricas que rodean la
Tierra y en las que el Espíritu se eleva gradualmente hasta llegar al séptimo cielo, que es, para ellos, el
apogeo de la perfección. Pero, en medio mismo de la diversidad de expresiones y de la rareza de las figuras,
una observación atenta permite fácilmente descubrir un pensamiento dominante; el de las pruebas sucesivas
porque ha de pasar el Espíritu y el de los diversos grados que ha de alcanzar para obtener la perfección y la
suprema felicidad. Frecuentemente las cosas nos parecen contradictorias por no haberlas sondado a fondo.